Una gran cantidad de
aprendizaje puede encajarse en una cabeza vacía.
Karl Kraus
Por lo general cuando se va a dar inicio a
un escrito o ensayo, salta la duda de como comenzarlo; pero en este caso el
epígrafe de Karl Kraus, da pie al contenido del tema a tratar; el cual, está
relacionado directamente con la enseñanza; y es la planificación Instruccional,
y los modelos de diseños instruccionales; puesto que, con una planificación
apropiada y un diseño adecuado, el aprendizaje llegara más fácil no solo a las
cabezas vacías sino a cualquiera que esté interesado en ello.
Para ello, es necesario aclarar los
conceptos del tema, de manera que se puede entender que es el diseño instruccional
y conocer los diferentes diseños existentes; y según Escamilla, (1993)
mencionado por González, Gustavo Mizzraim (2018), la planificación
instruccional, vista “desde una perspectiva comprensiva, es la forma de
planificación del proceso de enseñanza-aprendizaje”; pero, “tomando como base
los contenidos significativos de la disciplina” los cuales son, “concebidos
como ejes integradores (Párr. 1).
Por su parte, González, Gustavo M. (2018);
añade, que la planificación instruccional, “se centra principalmente en evaluar
el diseño para verificar si su aplicación conduce, guía y facilita los procesos
de enseñanza y aprendizaje”; esto, “con base a los criterios curriculares,
didácticos y diagnósticos que generan el diseño y la necesidad educativa”, los
cuales no se pueden separar, ya que forman parte de un todo. (Párr. 3).
Si bien, son muchas las definiciones que
existen al respecto; un par de ellas se destacan, como la de Richey, Fields y
Foson (2001) mencionados por Belloch Consuelo (2018) la cual; “supone una
planificación instruccional sistemática que incluye la valoración de
necesidades, el desarrollo, la evaluación, la implementación y el mantenimiento
de materiales y programas”; esta definición, en si misma; es bastante amplia en
su contenido y en los pasos que se deben dar; desde que se inicia con una
correcta planificación, hasta llegar al mantenimiento que se debe tener, sobre
los materiales y programas usados para ello. (Pág. 2).
Asimismo, la definición que ofrece Bruner
(1969), también mencionado por Belloch C. (2018); señala que esta “se ocupa de
la planeación, la preparación y el diseño de los recursos y ambientes
necesarios para que se lleve a cabo el aprendizaje”; está, aunque es una
definición mucho más sencilla, no por ello deja de ser muy clara y fácil de
manejar (Pág. 2).
Ahora bien, estas definiciones descansan
sobre modelos de diseños instruccionales y según señala Belloch C. (2018) “los
modelos de diseño instruccional se fundamentan y planifican en la teoría de
aprendizaje que se asumía en cada momento” de la historia (Pág. 2); por lo cual, se distinguen cuatro
generaciones de diseños instruccionales; como el conductismo en los años`60, la
teoría de los sistemas en los `70; la teoría cognitiva una década después y
finalmente el diseño de cuarta generación en la década de los noventa.
En cuanto, a la primera generación, que es
la de los sesenta; va a representar “una causalidad unidireccional, de
utilidad efectiva y centrada en los objetivos. Son diseños instruccionales
fundamentados en la teoría instruccional conductista. El aprendizaje esperado
es de tipo secuencial, paso a paso” según lo destaca Iglemia Daniel (2011.
Párr. 63).
En cuanto al diseño de segunda generación el
de los años `70; Iglemia Daniel (2011), señala que “tiene su fundamento en los
diseños instruccionales como macroprocesos, es decir, en sistemas más
abiertos, en donde se toman en cuenta aspectos internos y externos de la
instrucción”; las cuales cuentan, “con prescripciones pedagógicas para
seleccionar estrategias instruccionales y secuencias transaccionales, que
permitan una mayor participación cognitiva por parte del estudiante” (Párr.
67).
Asimismo, señala Iglemia Daniel (2011) que la tercera
generación, la de los años ochenta, es de “estrategias [que] han de ser
heurísticas” y “los contenidos pueden ser planteados como tácitos”; así como,
“los conocimientos pueden ser de tipo conceptual, factual y procedimental”; por
supuesto, estos “basados en la práctica y la resolución de problemas”, (Párr.
72).
Finalmente, está la generación de los
noventa; que, “se caracterizan por sustentarse en las teorías constructivistas,
la del caos y la de los sistemas”; que “da como resultado un modelo
heurístico”; el cual, “tiende a que el diseñador descubra la combinación de
materiales y actividades de enseñanza que orientan al alumno a darse cuenta del
valor del descubrimiento para futuros aprendizajes”; según lo indica Iglemia
Daniel (2011. Párr. 78).
Ahora bien, la mejor manera de entender la
definición de modelo, es la que presenta Jardines Garza Francisco Javier (2011);
cuando señala que, “un modelo es una representación sencilla de muchas formas,
procesos y funciones complejas de fenómenos físicos o ideas”; además agrega que,
“los modelos por necesidad simplifican la realidad porque a menudo la realidad
es compleja para interpretarla” y también añade, que “los modelos ayudan a
especificar e identificar lo que es genérico y aplicable a través de los
múltiples contextos” (Pág. 4).
Ciertamente, los modelos “varían
ampliamente en el propósito, la cantidad de detalles, el grado de alineamiento,
así como en cantidad, calidad y utilidad de las herramientas operacionales que
lo acompañan” y claro que, “no existe un modelo útil para todos los contextos y
propósitos”; por ello, “es importante identificar el centro de un modelo de
instrucción y el contexto en el que se va aplicar” según lo indica Jardines Garza Francisco J. (2011. Pág. 7).
Pero, “el ubicar un modelo en una clase
particular no debe ser interpretada como si consideráramos que se puede
utilizar el modelo en ese contexto”; aunque, “clasificar modelos tiene la
ventaja de exponer sus características al análisis” y por tanto, eso “ayuda a
seleccionar al más apropiado en una situación dada” según lo señalado por
Jardines G. Francisco J. (2011. Pág. 11).
Así mismo, se puede señalar la taxonomía
de modelos instruccionales presentada de Jardines G. (2011); la cual, se basa
en características seleccionadas: como la orientación al salón de clase, la
orientación al producto o la orientación al sistema.
En el caso de, los modelos de instrucción
orientados al salón de clase, estos “son de interés para maestros que aceptan
que su rol es enseñar y que los estudiantes requieren alguna forma de
instrucción”; este modelo es utilizado por, “maestros de primaria, de
secundaria, instructores de escuelas vocacionales y maestros universitarios” y son
considerados “como un mapa general del camino a seguir, quedando fuera de esta
línea solo algunas funciones”; algunos representantes de este modelo son
Gerlach y Ely (1980); Heinich, Molenda, Russell y Smaldino (1999); Newby,
Stepich, Lehman y Russell (2000); y Morrison, Ross y Kemp (2001): según lo
indica Jardines F (2011. Pág. 11).
En cuanto, a los modelos de diseños
orientados al producto, se puede decir que se caracterizan por cuatro supuestos:
primero “el producto instruccional es necesario”; segundo que, “un material
necesita ser producido, seleccionado o modificado de los materiales ya
existentes”; tercero, en este modelo “se hace énfasis especial en la prueba y
la revisión” y para terminar con el cuarto supuesto, “el producto debe ser
usado por los estudiantes, los encargados o facilitadores; pero, no por los
profesores”; en este modelo, se pueden encontrar como representantes a: Bergman
y Moore (1990), De Hoog, De Jong y De Vries (1994), Bates (1995), Nieveen
(1997), y Seels y Glasgow (1998) según lo señalado por Jardines F (2011. Pág.
16).
De igual forma, están los modelos
orientados a sistemas; que “típicamente asumen una gran cantidad de
instrucciones, tales como un curso completo o currículo completo, que serán
desarrollados con recursos substanciales y se hacen para un equipo de altos
desarrolladores entrenados”; donde, “la cantidad de análisis de inicio a fin es
usualmente alto, así como la cantidad de pruebas y revisión”; además, aquí “la
difusión es usualmente amplia, y la entrega no la realiza generalmente el
equipo que hizo el desarrollo” y estos, “usualmente empiezan con la fase de
recolección de información para determinar la viabilidad y conveniencia de
desarrollar una solución instruccional a un ‘problema’”; aquí se pueden
encontrar como representantes a (Branson, 1975), Gentry (1994), Dorsey, Goodrum
y Schwen (1997), Diamond (1989), Smith y Ragan (1999), y Dick, Carey y Carey
(2001) (Pág. 20/21).
Para concluir, “las nuevas tendencias en
el diseño de aprendizaje plantean que el profesor o diseñador debe producir
programas y materiales de naturaleza mucho más facilitadora que prescriptiva”;
según lo indica Guàrdia, L. (2005) mencionado por Góngora Parra, Yisell;
Martínez Leyet, Olga Lidia (2012) y finalmente “el desarrollo de nuevos modelos
de diseño de aprendizaje exige un preciso control de calidad, lo que implica un
riguroso trabajo de evaluación y colaboración”, según lo indican Góngora Parra,
et al (2012. Pág. 13).
BIBLIOGRAFIA
Belloch
Consuelo (2018). Diseño Instruccional.
Tomado de:
Iglemia Daniel
(2011). Modelo de
Diseño Instruccional Tomado de:
Jardines Garza Francisco Javier (2011). Revisión de los principales modelos de
diseño instruccional. Tomado
de:
Góngora
Parra, Yisell; Martínez Leyet, Olga Lidia (2012). Del diseño
instruccional al diseño de aprendizaje con
aplicación de las tecnologías.
Gustavo Mizzraim
González. (2018). Planificación
instruccional, el diseño
instruccional y la evaluación del diseño.
Tomado de: http://gustavogonzalez-
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
Bruner (1969)
Escamilla,
(1993)
Guàrdia, L. (2005)
Karl Kraus
Richey, Fields y Foson (2001)
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